FUNDACIÓN PATIÑO: un legado vivo que se proyecta hacia el futuro de bolivia, bajo la dirección de rodrigo daza mendizábal

• Por Daniela Coronado / Fotografías Fundación Patiño

La institución busca consolidarse como un referente en educación, salud pediátrica, agroecología y cultura en Bolivia, en un vínculo sólido con la Fundación Patiño en Suiza.

La Fundación Simón I. Patiño vive un momento de renovación que, a la vez, consolida un largo recorrido de aportes en educación, becas, cultura, salud pediátrica y agroecología. Bajo la dirección de Rodrigo Daza Mendizábal, su foco estratégico actual se orienta a fortalecer la educación y proyectar el futuro de todas sus áreas de acción, acompañando las transformaciones sociales y tecnológicas que atraviesa Bolivia.

El compromiso se refleja en el trabajo que impulsa en el Hospital Pediátrico Albina Patiño, en el Centro de Nutrición Infantil en El Alto y en los programas de salud preventiva, que reafirman la convicción de que el bienestar de la niñez es la base de un país fuerte.

En paralelo, la Fundación apuesta por la agricultura regenerativa y por escalar soluciones desarrolladas en años previos, que hoy ofrecen respuestas concretas frente al cambio climático y la seguridad alimentaria. “Reflejamos el amor y compromiso por el país cuando ponemos en práctica estos valores hacia su engrandecimiento, como enseñaron nuestros fundadores”, subraya Daza, destacando que el centro de gravedad está en Bolivia, sin perder el vínculo histórico y financiero con Suiza, un soporte único que respalda la vocación de trabajar para Bolivia y con Bolivia.

Liderazgo y visión para una Fundación integral

Rodrigo Daza Mendizábal forma parte de la Fundación Patiño desde hace cinco años. Inició como consultor y asesor, luego fue director de Estrategia y Desarrollo, y más recientemente asumió como Gerente General. Su llegada a la dirección en Bolivia marcó un cambio significativo, ya que anteriormente el director general residía en Suiza. Desde entonces, ha impulsado una gestión con visión integral, interconectando las diferentes áreas de acción para consolidar ecosistemas de impacto que dialoguen entre sí y generen mayor alcance.

“Los mayores desafíos están en adaptarnos a un contexto cambiante, en posicionar a la Fundación Patiño como una institución viva, con visión de país y vocación de futuro. En la Fundación Patiño nunca dejamos de aprender, porque sabemos que el conocimiento impulsa la innovación”, afirma Daza.

Asimismo, destaca que la mayor satisfacción ha sido ver cómo, a pesar de las dificultades, los programas de la Fundación siguen transformando vidas: desde un niño que recupera su salud en el hospital, hasta un maestro que se siente más preparado para educar en el siglo XXI, pasando por artistas que encuentran un espacio de expresión en lugares como el Teatro Doña Albina en La Paz. A esto se suma el orgullo de ver crecer los proyectos de agroecología regenerativa, que hoy son referentes listos para escalar, aportando soluciones concretas a comunidades rurales y al país.

Del mismo modo, hacia el interior de la institución se ha avanzado en el fortalecimiento organizacional, con un clima laboral positivo, una cultura más colaborativa y procesos de modernización digital que permiten a la Fundación ser más ágil y sostenible en su gestión.

Proyectos con impacto social duradero

En cuanto a proyectos de impacto social, la Fundación Patiño ha desarrollado iniciativas que buscan generar cambios sostenibles en contextos de alta vulnerabilidad. Dos experiencias piloto destacan por su relevancia: “Cochuna” en Coroico y “Encuentros” en Potosí.

En el Internado La Salle “Cochuna”, la Fundación trabaja con niños y adolescentes provenientes de comunidades rurales con limitaciones económicas, educativas y de salud, combinando apoyo educativo con metodologías pedagógicas propias y programas de prevención y atención pediátrica.

Por su parte, “Encuentros”, ubicado en el Cerro Rico de Potosí, acompaña a niños y adolescentes en un entorno marcado por la vulnerabilidad social y económica ligada a la minería. Como en Cochuna, la acción integra refuerzo escolar, alimentación nutritiva y atención en salud pediátrica preventiva y curativa.

“El valor de estos proyectos radica en que nos han permitido aprender haciendo, entender qué funciona, qué ajustes son necesarios y cómo construir un modelo de intervención más sólido, integral y sostenible para el futuro de la Fundación en Bolivia”, explica la institución.

Estas iniciativas también han fortalecido la cultura institucional de aprendizaje, mostrando que el trabajo en terreno exige flexibilidad, escucha activa y alianzas sólidas con actores locales. Gracias a Cochuna y Encuentros, la Fundación cuenta hoy con una organización más madura, capaz de convertir la práctica en conocimiento y ese conocimiento en estrategia, consolidando así su capacidad de generar un impacto social profundo y duradero.

La Fundación sostiene alianzas estratégicas con universidades, centros culturales, comunidades educativas, otras fundaciones, ONGs y organismos internacionales. Estas redes amplifican el impacto de sus iniciativas, desde proyectos de investigación educativa hasta exposiciones artísticas conjuntas. Daza resalta que las alianzas no son solo un recurso operativo, sino un principio estratégico, que conecta esfuerzos locales con apoyo internacional y potencia la capacidad de generar cambios sostenibles y de largo plazo en Bolivia.

Educación innovadora y preparación para el futuro

En el área de educación, la Fundación Patiño refuerza su compromiso histórico con Bolivia, abordando la brecha digital y promoviendo la innovación pedagógica para que los docentes estén preparados ante los desafíos del futuro.

La institución desarrolla recursos pedagógicos innovadores y acompaña a los maestros en el uso crítico de la tecnología educativa, fomentando su participación activa en el diseño y validación de nuevas metodologías y convirtiéndolos en agentes de cambio dentro del aula.

“Nos interesa que los docentes no solo dominen herramientas tecnológicas, sino que desarrollen competencias para formar ciudadanos críticos, creativos y conscientes del mundo que habitan”, sostiene la Fundación.

Para ello, se han incorporado espacios de experimentación tecnológica como los maker space, donde los estudiantes aprenden haciendo, desarrollando creatividad y habilidades de resolución de problemas. También se impulsa la lectura como base del pensamiento crítico y se fortalecen las competencias en STEM, esenciales para preparar a niños y jóvenes.

Otro eje clave, considerado el ADN de la institución, es el Programa de Becas Patiño, que permite a profesionales bolivianos destacados en su formación de pregrado acceder a estudios avanzados en universidades europeas de prestigio. Posteriormente, los becarios retornan al país para aportar al desarrollo de Bolivia con conocimiento de punta, liderazgo académico y compromiso social.

Cultura, desafíos y visión de futuro

La Fundación Patiño busca consolidarse como un referente en educación, salud pediátrica, agroecología y cultura, manteniendo un vínculo sólido con su contraparte en Suiza.

“El Bicentenario es una oportunidad para mostrar que la Fundación no solo preserva un legado, sino que también construye futuro”, afirma Daza, subrayando el compromiso con la continuidad histórica y la proyección hacia nuevas generaciones.

Los desafíos son múltiples: sostenibilidad económica, digitalización, ampliación del acceso democrático y descentralización de la oferta cultural. Sin embargo, también existen grandes oportunidades: el creciente interés de las nuevas generaciones por lo local, el uso de la tecnología para narrar historias de forma innovadora como en el proyecto “El Palacio Suena” y el potencial de tejer redes entre cultura, educación y ciencia.

“El arte y la cultura son cimientos de identidad y motores de futuro. Nuestros espacios y actividades culturales son puertas de encuentro entre tradición y modernidad, donde la ciudadanía puede reconocerse y, al mismo tiempo, imaginar futuros posibles. Nos inspiramos en el mundo, pero jamás olvidamos de dónde venimos. El arte y la cultura funcionan como puentes entre lo local y lo global, tradición y modernidad”, asegura Daza.

De este modo, la Fundación Patiño reafirma su papel como puente entre legado histórico y futuro, contribuyendo a un país moderno, creativo y conectado con su diversidad.

Caja Informativa

Rodrigo Daza Mendizábal es ingeniero agrónomo de formación, con una maestría en Ciencias Ambientales y un doctorado en Ciencias Humanas, especializado en Comunicación para el Desarrollo. Ha dedicado su carrera al impulso del desarrollo económico y productivo en Bolivia y en otros países.

Sobre su motivación al asumir la dirección de la Fundación Patiño, afirma: “La oportunidad de unir pasado y futuro: honrar el legado de Simón I. Patiño y su familia, y al mismo tiempo proyectar ese espíritu hacia los desafíos actuales de Bolivia en educación, arte y cultura. Creo profundamente que instituciones como la nuestra son puentes entre tradición, innovación y desarrollo nacional”.