RODRIGO BELLOTT REGRESA AL CINE CON CEREMONIA: sanación y realismo mágico en samaipata

RODRIGO BELLOTT REGRESA AL CINE CON CEREMONIA: sanación y realismo mágico en samaipata

RODRIGO BELLOTT REGRESA AL CINE CON CEREMONIA: sanación y realismo mágico en samaipata

• Por: Daniela Coronado / Fotografías: Internet

El director boliviano Rodrigo Bellott, conocido por su cine de impacto emocional y social, estrena CEREMONIA, un cortometraje que marca su regreso a la dirección. Rodada íntegramente en Samaipata y en el majestuoso Bosque de los Helechos Gigantes, la pieza se revela como una meditación profunda sobre la identidad y el vínculo inquebrantable con la naturaleza.

El regreso y la inspiración

El cortometraje aborda el viaje de Javier, un fotógrafo de guerra en busca de paz, una búsqueda que el director reconoce como profundamente personal. La motivación para entrelazar el caos con la tranquilidad de Samaipata surgió de su propia experiencia:

“Se dice que toda película es algo autobiográfica, en el sentido de que refleja las búsquedas personales de su autor. En mi caso, yo vengo de 22 años viviendo en Nueva York y 4 en Ámsterdam. Llegué en octubre de 2020 a Samaipata, terminando el caos de la pandemia, y me encuentro con una comunidad muy sanadora y un pueblo lleno de paz y naturaleza que me inspira a escribir esta historia”, señaló Bellott.

Este entorno inspirador es también protagonista de un mensaje de conservación vital. Bellot utiliza una potente metáfora para vincular la urgencia ecológica con la búsqueda íntima de sus personajes. El arte, explica, no es literal, sino un lenguaje emocional:

“Para mí, la metáfora de un fotógrafo que está condenado a muerte (como el bosque de helechos), que llega a fotografiar como último trabajo antes de morir, habla de lo efímera que en realidad es nuestra riqueza forestal si no la vemos y valoramos. Al mismo tiempo, estos árboles y helechos milenarios son sabios ancestros que, como nuestros ancestros humanos, siguen ahí; aunque hayan muerto, la sabiduría perdura. Son nuestros abuelos cuando estamos listos para verlos, conectar con ellos y recordar que no estamos separados de la naturaleza, sino que somos naturaleza, y en esa ilusión de separación está nuestro dolor y enfermedad”.

Un rodaje desafiante

El director enfatiza que el cortometraje fue escrito específicamente para rodarse en el Parque de los Helechos Gigantes, con la misión de visibilizar esta maravilla ancestral. La filmación en este entorno natural presentó retos logísticos y físicos extremos, que se enfrentaron con respeto y apoyo local:

“Rodar ahí fue increíblemente difícil, pues éramos un equipo de 50 personas que tuvimos que subir a pie por dos horas, con barro y lluvia, y cargando luces, equipos de cámaras, etc. Fue altamente retador tanto física como psicológicamente. […] Fue muy positivo que fuimos con el acompañamiento de los guías del lugar […] e incluso hicimos una ceremonia para pedir permiso al bosque para poder rodar, y fue increíble cómo se aclaró el tiempo y dejó de llover casi por obra de magia”.

La coproducción boliviano-española integró a más de 50 profesionales y estudiantes de Unifranz, una colaboración que Bellott valora profundamente como ejercicio de crecimiento colectivo:

“Creo que en todas mis películas hemos integrado gente joven, talentosa y enamorada del cine, que ha aportado mucho desde la curiosidad, el trabajo en equipo y perspectivas nuevas. Para mí lo que más me aporta es ese ejercicio de humildad de entender que todo rodaje es también un proceso de aprendizaje para todos, sin importar cuán profesionales y experimentados seamos”.

La maestría de la brevedad y el futuro del cine

Bellott explica que eligió el cortometraje como un ejercicio de “reactivación de la memoria muscular” de dirigir tras casi diez años, valorando la libertad que ofrece este formato para la experimentación:

“El corto tiene esa gran ventaja que te permite realizar una película en poco tiempo, experimentar con formatos, temas, jugar sin la solemnidad y el peso de un rodaje de 5 a 8 semanas. Aun así, sostengo que no hay nada más complejo y difícil que hacer un buen corto. Es fácil contar una historia con mucho tiempo, pero en la brevedad y la simplicidad está la grandeza”.

La intensidad de la historia se construye sobre el vínculo entre los actores Iván Sánchez y Quim del Río, cuya química se trabajó desde la decisión de no interactuar hasta el día de la filmación:

“Ya en el rodaje de la escena central, ellos se permitieron descubrir in situ la cercanía e intimidad que se ve en pantalla. Eso solo lo puede hacer un actor con mucha experiencia y conocimiento de su herramienta”.

Tras los exitosos estrenos locales, CEREMONIA iniciará un circuito de festivales internacionales. Bellot adelantó que continuará explorando temas de realismo mágico, neurociencia y “terror elevado”, e incluso reveló un interés por un género completamente nuevo:

“Me encantaría hacer una peli de superhéroes, por ejemplo. Pero también quiero regresar al teatro. Se vienen unos años muy lindos de mucho trabajo y mucho cine y teatro”.