• Por Bolivia’s Gentlemen
Una artista boliviana que ha llevado la pintura al pastel y otras técnicas a escenarios internacionales, sin perder su raíz identitaria y su compromiso con narrar la historia indígena desde lo cotidiano.
Retratar lo propio, contar lo universal
Rosmery Mamani Ventura se ha consolidado como una de las artistas bolivianas más reconocidas en el ámbito internacional. Su obra, lejos de encasillarse en un solo estilo o temática, es un universo de retratos y escenas que dialogan con la identidad indígena, la memoria colectiva y la dignidad de lo cotidiano.
Aunque su especialidad es la pintura al pastel, técnica que domina con virtuosismo y que le ha otorgado premios internacionales, Rosmery es una artista integral. Trabaja también con óleo, acuarela, dibujo, e incluso ha experimentado con el ready-made y la instalación. Esa versatilidad le permite abordar con libertad la complejidad de su vocación: narrar la historia indígena boliviana desde su mirada aymara urbana.
En sus obras no solo aparecen mujeres, sino también lustrabotas, aparapitas, afrobolivianos, familiares y amigos. Son rostros y cuerpos que conoce, que la acompañan en su vida diaria, y que se convierten en símbolos de resistencia, identidad y humanidad.
De la ciudad de La Paz al mundo
Nacida en la provincia Omasuyos, en la localidad de Cajiata a orillas del lago Titicaca, Rosmery creció en un entorno donde la identidad aymara se vive con orgullo y fuerza comunitaria. Desde niña encontró en el dibujo y la pintura un lenguaje para expresar su mundo interior. Su disciplina y pasión la llevaron a consolidar una formación sólida que, con el tiempo, trascendió fronteras.
Hoy, su nombre aparece en el circuito internacional del arte, con exposiciones en América, Europa y Asia. Sus obras han sido presentadas en espacios tan prestigiosos como el Grand Palais Éphémère en París (2022) y el Butler Institute of American Art en Ohio, Estados Unidos (2018).
Próximamente, tendrá una exposición individual en la Galería Altamira de La Paz (enero de 2026) y será Artista Invitada de Honor en la Bienal de Pastel d’Opale en Francia (2026), uno de los salones de pintura al pastel más importantes de Europa.
Reconocimientos internacionales
La trayectoria de Mamani Ventura está marcada por galardones que avalan su lugar en el arte contemporáneo:
• Premio Sennelier, Festival International de Pastel, Abers, Francia (2025).
• Segundo Premio, Pastel Girault Salon Internationale Pastels, Berric, Francia (2024).
• Premio West Design - Faber Castell Award, The Pastel Society 120th Annual Exhibition, Mall Galleries, Londres (2019).
• Premio, Salon International du Pastel, Saint-Brisson sur Loire, Francia (2019).
• Premio CARAN D’ACHE, Prima Mostra Internazionale del Pastello in Italia, Roma (2018).
• Pastel Journal Award, Pastel Society of America 45th Annual Exhibition, Nueva York (2017).
• Primer Premio, Salón Internacional de Pastel de l’Est Parisien, Francia (2016).
• Primer Premio “Galería Monticelli”, II Bienal Internacional de Pintura al Pastel, Oviedo, España (2013).
• Segundo Premio Internacional “Bice Bugatti-Giovanni Segantini”, Nova Milanese, Italia (2011).
• Primer Premio de Dibujo y Grabado, Salón Pedro Domingo Murillo, La Paz (2009).
Estos reconocimientos no solo destacan su virtuosismo técnico, sino también la potencia de un mensaje artístico que nace en Bolivia y dialoga con el mundo.
Colores, técnicas y memoria
La obra de Rosmery Mamani Ventura no es mero realismo. En cada trazo hay un discurso profundo. Sus retratos son testimonio y poesía: arrugas que narran vidas, manos curtidas que recuerdan la dureza del trabajo, miradas que guardan historias de silencio y esperanza.
Los tonos terrosos evocan la tierra del altiplano, los rojos y cobrizos recuerdan la arcilla y el fuego, mientras que los azules y grises transmiten la inmensidad del cielo andino. La técnica del pastel le permite trabajar con delicadeza los matices y las transparencias, logrando atmósferas cargadas de humanidad y emoción.
Su propuesta es también un acto político y cultural: reivindicar lo indígena no como un vestigio del pasado, sino como un presente vivo y fecundo.
Un legado vivo
Más allá de los premios, Rosmery reconoce que el verdadero valor de su obra está en el impacto emocional que genera. Mujeres que se ven reflejadas en sus cuadros con dignidad y orgullo; espectadores extranjeros que descubren en su arte un país diverso, fuerte y profundamente humano.
Su legado también se expresa en las nuevas generaciones de artistas bolivianos, especialmente mujeres, que encuentran en su camino la certeza de que se puede triunfar internacionalmente sin renunciar a la identidad propia.
“Retrato lo que me rodea”, afirma. Y en ese gesto íntimo, convierte lo cotidiano en universal. Sus obras son un puente entre culturas, donde lo local dialoga con lo global, lo indígena con lo contemporáneo, lo personal con lo colectivo.
Arte boliviano con voz universal
Con cada exposición y cada retrato, Rosmery Mamani Ventura reafirma que el arte boliviano tiene una voz propia en el escenario internacional. Su obra nos recuerda que el verdadero poder del arte radica en su capacidad de conectar al ser humano con su esencia más profunda.
En el pastel, en el óleo, en la acuarela o en el dibujo, su mensaje es el mismo: la identidad andina no se diluye en la modernidad, sino que se transforma en un lenguaje universal que inspira y conmueve.